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Raymond Loewy fue uno de los diseñadores industriales más conocidos del siglo XX. Loewy nació hace 124 años en París y se crió en Francia, pero desarrolló casi toda su carrera profesional en los Estados Unidos, donde obtuvo una influencia muy importante en incontables aspectos.
El francés llegó a Nueva York en 1919, con 26 años y solo 40 dólares. Eso sí, venía cargado de ilusiones e iniciativa. Algo que le llevó a perdurar en el tiempo a través de su idea de darle valor al producto. «Entre dos productos del mismo precio, con la misma funcionalidad y calidad, el más vendido es el más bonito», decía Loewy que pretendía cambiar los hasta entonces monótonos y nada pensados diseños. Una idea que acabaría por convertirse en una obsesión y en toda una filosofía de vida.
Se le considera el padre del diseño industrial moderno y en el año 1990, la conocida revista Life incluyó a Loewy en la lista de "Los 100 norteamericanos más importantes del siglo XX". Fue el máximo representante diseñador de lo americano, que fue capaz de llevar a primer plano la innovación y el valor añadido. Tenía una máxima: «Lo feo no vende» y convenció al mundo entero de la importancia de la innovación y del valor añadido. Fue el pionero del diseño industrial y tuvo una importancia capital, hasta tal punto que hoy en día cualquier estadounidense entra en contacto con algún diseño suyo al menos una vez al día.
Entre sus grandes creaciones, podemos encontrar la botella ergonómica de Coca-Cola para que el consumidor pudiera cogerla con una sola mano o la cajetilla blanca de Lucky Strike. También su diseño gráfico se ha familiarizado con los logotipos de Shell, el Servicio Postal de los Estados Unidos, International Harvester y otros. Los diseños se hicieron para el interior del avión de pasajeros supersónico Concorde, así como Air Force One. Incluso diseñó autos para Studebaker y locomotoras para Pennsylvania Rail Road. Él literalmente moldeó la cara de nuestro mundo.
Por todo ello Loewy se convirtió en el padre del Styling, una filosofía del diseño basada en hacer un producto atractivo para los consumidores con el fin de venderlo. En la sociedad americana esta corriente floreció con fuerza tras la depresión económica de principios del siglo XX.
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